Oct 26, 2021

 

Una gran cantidad de enfermedades como el cán­cer, enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades degenerativas, podrían ser disminuidas siguiendo una dieta vegana. Muchos estudios han demostrado que el consumo de productos de origen animal está ligado a enfermedades del corazón, cáncer, diabetes, artritis y otras dolencias. Los ani­males reciben una cantidad de alimentos artificiales, productos químicos, hormonas y antibióticos cuyos efectos sobre los con­sumidores son todavía desconocidos.

Las enfermedades cardíacas están aso­ciadas al exceso de grasas. Las diabetes y las caries al exceso de azúcares. La hipertensión y los infartos al exceso de sal. El estreñimien­to, la diverticulosis y el cáncer de colon a la escasez de fibra y la obesidad al exceso de grasas y azúcares y la escasez de fibra.


Las grasas saturadas se encuentran, sobre todo, en los alimentos de origen animal. Un gran porcentaje de las grasas inge­ridas en una dieta convencional proceden de la carne. La mantequilla y la margarina aportan otra parte importante. La leche y los aceites para cocción y la otra es aportada por los quesos y las gra­sas ‘camufladas’ en la pastelería, dulces, hela­dos y otros alimentos elaborados.

Una dieta vegana elimina prácticamente todo el co­lesterol y casi todas las grasas saturadas y reduce la cantidad total de grasas poliinsa­turadas al 30-35% de la ingesta total de calo­rías, cantidad recomendada para mantener una salud óptima y evitar las enfermedades cardiovasculares. Los alimentos veganos no son un buen caldo de cultivo para las bacte­rias nocivas responsables de las intoxicacio­nes alimentarias (salmonella etc.).

La dieta típica occidental aporta unos 12 gramos diarios de sal (la mayor parte procedente de los productos cárnicos) con sus efectos sobre la presión sanguínea y sus riesgos asociados. La dieta vegana es rela­tivamente pobre en sal.